martes, 19 de diciembre de 2023

La bolsa negra

Mi perro mordisqueaba la pelota mientras yo trataba de quitársela. Cuando la tenia en mis manos se lo lanzaba muy lejos para que satán no pueda alcanzarla. Pero siempre corría rápido como un galgo detrás de una liebre y siempre se quedaba con ella mordisqueándola y ahí iba yo otra vez a intentar robársela. Lo divertido era ver a satán jugar como un niño y alocarse por la pelota. Por esa época estábamos en diciembre a pocos días de navidad y estaba aguardando a que llegara para darle una buena pierna de pavo a mi perro.

Al llegar a casa encontramos la puerta abierta. Satán había olido algo diferente en el ambiente y entro inmediatamente ladrando de manera desesperada. Lo único que hice fue empujar la puerta con el pie e intente buscar el interruptor para encender la luz. De pronto escuche un disparo y luego el quejido de satán. Se sumaron cinco balazos mas y el perro quedo en profundo silencio. No me atreví a acercarme pero cuando escuche el sonido de un bulto que caía al piso en la parte trasera de la casa, deduje que los ladrones habían escapado. Cuando logre hallar a satán, lo encontré ensangrentado en el piso y creí que ya estaba muerto porque no movía ni un musculo. Lo deje así como estaba y llame a un familiar cercano para que me ayudara a evacuar a satán pero luego pensé que mejor seria dejarlo así como estaba porque seguramente ya estaba muerto. 

A los pocos minutos, satán reacciono e hizo un movimiento epiléptico y vomito sangre por el hocico. Estaba agonizando y luchaba por no morir. Después empezó a mover la pata delantera señalando una dirección pero no entendí. Al instante volví a escuchar a los ladrones en la parte trasera de la casa y me asome por la ventana. Eran definitivamente los mismos sujetos que ahora intentaban ingresar subiendo por la pared. Cuando lograron su cometido cerré la ventana y por casualidad golpee el cuadro de una fotografía que hizo ruido al caer. Los ladrones al percatarse de eso lanzaron una ráfaga de balas con ametralladora que no me quedo de otra que lanzarme al suelo para intentar dirigirme a la puerta de salida. Finalmente, los ladrones forcejearon la ventana e ingresaron y me encañonaron. Satán, que aun seguía agonizando fue rematado de cinco balazos mas. Uno de ellos abrió los cajones del dormitorio y saco un paquete envuelto en una bolsa plástica negra. A los pocos segundos sonó la sirena de la policía y los ladrones huyeron despavoridos con rumbo desconocido.

La policía ingreso al lugar de los acontecimientos y me ayudaron a salir. El cadáver de satán seria recogido después de que se terminaran de hacer las investigaciones. El paquete sustraído por los delincuentes contenía droga de alta pureza, así lo confirmo la policía al capturarlos a cinco cuadras del hecho. Lo que no se sabia  es como ese paquete fue a parar en ese lugar. Ese asunto aun seguiría en investigación. Mientras tanto, me buscaría otro perro e intentaría vender la casa a un buen precio. Mis padres estuvieron de acuerdo y con el dinero obtenido nos mudaríamos todos a vivir a Canadá. Cuando nos reunimos en familia me preguntaron por el paquete encontrado en mi dormitorio y les respondí con una respuesta tonta.

En diciembre del siguiente año, vísperas de navidad, ya me había vuelto millonario. Tenia tres perros de raza grande y josefina, mi esposa. Celebramos la navidad comiendo pavo y celebrando con champan y un buen vino. Aquella noche mi esposa y yo fuimos felices para siempre. Al día siguiente cuando nos despertamos tocaron la puerta y josefina se dirigió a abrir. Cuando regreso me dijo que había llegado un paquete envuelto en una bolsa negra. Lo único que atine a decirle fríamente fue que lo pusiera dentro del cajón de mi ropa porque muy pronto alguien vendría a recogerlo

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