miércoles, 27 de marzo de 2024

El estratega del análisis

 

Eran eso de las 8:44 de la mañana del día miércoles cuando se me presentó un ardor en medio de la boca del estómago (más parecido a una punzada). Había tomado un vaso grande de agua antes de tomar mi desayuno y creo que esa había sido la causa. Luego me senté frente a la computadora con todo el ardor encima y al rato sonó el celular. Estaba esperando una llamada acerca de una postulación a un trabajo como agente de seguridad. Había enviado mi currículum por internet mediante una página muy conocida a diferentes empresas y al parecer había satisfecho los requerimientos de alguna de ellas porque si no ¿A qué se debería esta llamada?

Debo aclarar que la delincuencia, la extorsión y el sicariato estaban poniendo en jaque a las personas y a todas las autoridades de este país. Nadie se salvaba de los asaltos, secuestros y extorsiones: fiscales, jueces, policías, alcaldes, personas importantes.

Dentro de mi familia, mi abuelo Miguel había Sido extorsionado con veinte mil soles que tuvo que pagar sino lo mataban. Mi tía Martha fue casi secuestrada cuando bajaba del taxi para llegar a su casa. Tuvieron que salir los vecinos en su auxilio sino se la llevaban. La habían estudiado y le seguían todos los pasos. Los delincuentes Iban a pedir una fuerte suma de dinero por su liberación. Y recientemente mi hermana María había sido baleada por unos delincuentes en la pierna derecha por no dejarse robar su cartera y su laptop. Era evidente que el siguiente podría ser yo. Por eso solo salía a la calle para hacer actividades puntuales nada más y evitaba salir para divertirme o a reuniones sociales.

En mi familia todos estaban prevenidos. Sobre todo, los que tenían su negocio propio o eran comerciantes.

De todos estos grupos de delincuentes, secuestradores y extorsionadores, los que más destacaban eran: “los temibles pochos de san judas Tadeo”, “los acurrucados del puente azul” y “los demonios rojos del fregadero”. Con todas estas organizaciones criminales, uno ya no podía caminar tranquilamente por la calle porque lo asaltaban y tampoco poner un negocio o emprendimiento porque lo extorsionaban exigiéndole dinero y si no cumplías te mandaban a los sicarios y te mataban. Así estábamos en este país. Y es por eso que las empresas ponen avisos en internet necesitando agentes de seguridad urgente. Y yo no quería desaprovechar esa oportunidad por eso me apunte en una de esas ofertas de trabajo.

Sin embargo, yo no estaba contento trabajando como agente de seguridad, pero en estos tiempos en el que escasea el empleo, no me quedaba de otra y cualquier trabajo con un sueldo digno y suficiente (1025 soles) como para solventar uno sus propios gastos eran aceptables.

-              ¿Alo? – contesté.

-              Julius, vente pronto.

-              Oh… Dr. Gregory ¿Cómo está UD? ¿Que se le ofrece?

-              Quiero que me ayudes a analizar mi partida. ¿Si sabes que estoy participando en el torneo “caballo de paso 2024”? Es patrocinado por la asociación del mismo nombre ¿Puedes venir, por favor?

-              Ahora estoy ocupado Dr. Gregory. No puedo. Ahora no. Es más, estoy esperando una llamada importante acerca de un empleo. Le ruego que no me llame, por favor, en estos momentos, ¿sí?

-              ¿No puedes? Pero si estoy hablando del deporte que más te gusta: el ajedrez.

-              No, señor. Analice su partida usted solo con ayuda del módulo mejor. Ahora no estoy con ganas como para atenderlo a usted.

-              No pues, Julius. No me hagas esto. ¿Te pasa algo o qué? Contaba contigo.

-              No señor. Ahora no puedo. Tengo que colgar. Adiós.

-              Esp… espera un momento, no me cuelgues. Te pagaré.

-              No me interesa. Adiós.

-              Tú te lo pierdes, Julius.

 

El Dr. Gregory se quedó preocupado por Julius por esa reacción y ese comportamiento tan negativo. Se había vuelto muy relajado. Decidió hacer algo al respecto para curar ese mal comportamiento. Algo que le enseñara a comportarse con sus mayores y le quedara de recuerdo para toda su vida. Agarro su teléfono e hizo una llamada. La llamada fue hecha a un familiar suyo. Un suboficial de la comandancia de la policía. Le dio unas instrucciones y todo quedó hecho.

 

Después de ocurrida la conversación entre el Dr. Gregory y Julius, este último colgó el teléfono y se paró de la silla. Se fue a su habitación a esperar aquella llamada acerca de la postulación al trabajo.

 

 Primero Apago la computadora y Resoplo por un momento “uffffff…”, Julius se había salvado del Dr. Gregory. “La verdad es que es todo un aburrimiento ese señor”, pensaba. Y el en ese momento no tendría ganas de compartir algo de tiempo con él. Lo que pasaba es que Julius se divertía a su manera. Se sumergía en su propio mundo, y su mundo cuando no tenía nada que hacer en ese momento era el ajedrez Blitz y el ajedrez rápido sobretodo. Al Dr. Gregory solo le interesaban las partidas lentas. Esas que duran noventa minutos más treinta segundos de incremento.

 “No, nada que ver”, se decía Julius. No se sentaría con alguien a jugar ajedrez y esperar todo ese tiempo. Él se decía a sí mismo: “Yo soy más como el campeón del mundo Magnus Carlsen que le gusta el ajedrez rápido, el Blitz, sí, eso es lo que me gusta”.

Esperó cerca de una hora sentado aquella llamada. Luego se aburrió y cogió un libro.  Se puso a leer “el capote” de Nikolai gogol, un cuento muy divertido. Aprendió de Borges que solo debería leer a los clásicos, y eso es lo que estuvo haciendo a partir de aquella fecha en la que se enteró. Cogió la lámpara y la puso sobre la mesa. La encendió y luego se acordó que la luz de la misma hacía mucho calor. La cubrió con un trapo e ilumino con su ayuda solo la parte del libro el cual iba a leer. Después de un largo rato de haber leído cerca de cuatro páginas se sentía cansado y empezó a cabecear hacia adelante por el sueño. Despertó y pudo acomodar su cuerpo en la silla para poder dormir más cómodamente. Pasaron unos minutos y nuevamente empezó a cabecear, pero está vez hacia el costado izquierdo y de pronto le metió un cabezazo a la lámpara. Esta cayó sobre la mesa y por suerte no se reventó el foco. La explosión que habría provocado, “ahhhhhh…”, dijo Julius. Se levantó de la silla, camino unos pasos y empezó a arquear el cuello hacia los lados tratando de hacerlo tronar para relajarse un poco y sacar la pereza del cuerpo.

 

Luego se acercó otra vez a la computadora para jugar una hora de ajedrez Blitz (no sin antes hacer unos minutitos de táctica). “La llamada del empleo podía esperar”, pensó Julius. Cogió el “mouse” y se dirigió a la página de ajedrez en la que juega todo el mundo (ustedes ya saben cuál es, no hay necesidad de explicarlo). Julius jugaba la apertura cuatro caballos. Pero más que jugar una apertura en específico, lo que el siempre hacia era seguir el consejo del Dr. Gregory cuando le decía: “desarrolla todas tus piezas al máximo, Julius, en lo posible”. En su primera partida empezó con las piezas blancas. “Vamos con fuerza”, se dijo a sí mismo, tratando de darse ánimo, pero perdió por tiempo.

 

En la segunda partida de tres minutos sin incremento tocaron la puerta. Dudo en abrir pues ya estaba jugando y corría el tiempo. Esperó hasta terminar la partida y luego abrir la puerta, pero el golpeteo en la puerta se hacía más fuerte y más violento. “¿qué le pasaba a esa persona? ¿Acaso era su casa que venía a tocar así de esa manera?”, se preguntaba Julius. Cuando termino su partida fue corriendo velozmente y bajo las escaleras aventándose casi desde el segundo piso. Al abrir la puerta noto que habían dejado un paquete con una hoja pegada encima que decía lo siguiente: “Si quieres seguir viviendo tú y tú familia, deberás depositar cinco mil soles en la siguiente cuenta: …44489994”, y una línea más abajo decía: “los temibles pochos de san judas Tadeo”.

 

Estaba claro que lo estaban extorsionando y su vida corría en peligro. No se asustó mucho en aquel mismo momento porque estaba con toda la adrenalina del ajedrez Blitz, pero luego de unos cuantos minutos le chocó fuertemente, se puso pálido y estuvo tan preocupado que se derrumbó en su asiento. Se mantuvo pensando como una estatua por largo rato, con la cara pálida y sudando hasta que escucho un ruido en el techo como si hubieran tirado una piedra. Efectivamente había caído una piedra envuelta en un papel que decía lo siguiente: “apresúrate, deposita el dinero si no quieres morir tú y tú familia”.

 

En ese momento de desesperación No sabía qué hacer y quise llamar al Dr. Gregory para que me ayudara.

-              Dr. Gregory... ¿Alo?... Ayúdeme por favor…

 

Tenía el celular apagado y solo atiné a dejarle un mensaje de voz. Justo ahora que lo necesitaba tenía el celular apagado ¡Maldita sea!!!!!!

Me sacudí la cabeza. Respiré hondo. Me lave la cara. Luego me quedé dormido por unos instantes. Al rato sonó el celular. Cogí el teléfono con desesperación.

-              ¿Qué pasa, Julius?

-              Dr. Gregory, me están extorsionando. Tiene que ayudarme. Me van a matar.

-              Debe ser una equivocación, hijo. Recuerda que tú no tienes tanto dinero. No eres empresario, no eres rico ¿Porque querían extorsionarte?

- lo más seguro es que se han equivocado o creen que tengo algún familiar que tiene mucho dinero y quieren sacar plata como sea. Le hablo en serio Dr. Gregory. Tiene que ayudarme.

- Ok no te preocupes. Calma y tranquilízate. Lo primero que tenemos que hacer es llamar a la policía. Tengo un sobrino que es un suboficial de la policía. Él nos puede ayudar en este caso. Esos extorsionadores no se van a salir con la suya. Ya lo verás.

- Está bien. Le agradezco por el apoyo, Dr. Gregory.

-              Muy bien. Ahora quédate en tu casa porque solo toca esperar a la policía para que vean tu caso y hagan las investigaciones respectivas. Más bien te iba a decir que voy a ir a tu casa en un auto plomo ¿De acuerdo? Me abres la puerta cuando lo identifiques. Lo hago para acompañarte y para que no estés solo con esa preocupación y todo tensionado.

-              Sí, está bien. Aquí lo espero.

-              Estoy llevando mi tablero de ajedrez con mis partidas para analizar hasta lograr resolver ese asunto de los extorsionadores con la policía.

-              Está bien Dr. Gregory, No hay ningún problema. Le ayudaré a analizar su partida con mucho gusto.

-              Ah ya, muy bien entonces. Ahí estaré.

 

Cuando llegó el Dr. Gregory. Estuvimos analizando su partida de la primera ronda de aquel torneo. Que fue la siguiente:

1. d4 h5 2. Nf3 a5 3. Nc3 d5 4. Bf4 Nf6 5. Nb5 Na6 6. e3 Bg4 7. Nc3 e6 8. Bxa6 bxa6 9. h3 Bf5 10. O-O Bd6 11. Bxd6 cxd6 12. Re1 O-O 13. Nh4 Bh7 14. f3 Bg6 15. Nxg6 fxg6 16. g4 hxg4 17. fxg4 Ne4 18. Nxe4 dxe4 19. Rf1 Rf6 20. c3 d5 21. Qe2 Qd6 22. Qg2 Raf8 23. Rxf6 gxf6 24. h4 Kg7 25. Rf1 f5 26. g5 f4 27. exf4 Rxf4 28. Rxf4 Qxf4 29. Qf2 Qg4+ 30. Kf1 Qf5 31. Qxf5 exf5 32. Kg2 Kf7 33. Kg3 Ke6 34. Kf4 a4 35. b3 axb3 36. axb3 a5 37. Ke3 Kd6 38. Kf4 Ke6 39. Ke3 Kf7 40. Kf4 Ke6 1/2-1/2

Le pregunté por qué razón jugó los dos peones laterales, y él me respondió que estaba aplicando su propia estrategia. Lo deje ahí y seguimos analizando hasta que llegó la policía.

 

-              Suboficial me han dejado este mensaje en esta hoja. Mire...

-              Ah ya veo. Estos mensajes son de la organización criminal “los temibles pochos de san judas Tadeo “. Hay que tener cuidado con esta gente.

-              Y aquí está este otro mensaje que me lanzaron por el techo envuelto en una piedra exigiendo que me apresure.

-              Déjenlo en mis manos. No sé preocupe. Hablaré con el comandante Carhuapoma. El dará la orden para de una vez intervenir y capturar a esa banda. No se preocupe.

-              Está bien señor policía.

-              Adiós.

 

Cuando se marchó el policía, ambos seguimos analizando la partida. Habían pasado dos horas aproximadamente y habíamos terminado de analizarla completamente. el Dr. Gregory dijo sentirse cansado y se marchó a su casa. Me dijo que no me preocupara y que descansara un poco porque nada me iba a pasar. No sin antes de agradecerme y felicitarme por mi paciencia y mi ayuda. “Eres un buen muchacho, Julius, después de todo, gracias por ayudarme”, me dijo.

Cuando se fue cerré la puerta con seguro (como lo hago cuando me voy a dormir) y me dirigí a mi habitación para seguir jugando ajedrez. Luego de una hora aproximadamente de jugar Blitz a tres minutos sin incremento, el susto de la extorsión no se me pasaba y no tenía ganas de dormir. Decidí llamar al Dr. Gregory para contarle que me sentía intranquilo, pero no me contestaba, volví a llamar y nada. A la tercera llamada que le hice sonó un bombazo en la puerta de la casa, como provocado por una dinamita. Eran los extorsionadores que venían a cobrar su cupo.  Me espanté horriblemente y no sabía qué hacer. El Dr. Gregory no contestaba. Miré afuera de la calle por la ventana del segundo piso y observé un auto negro esperando al frente de la casa con un grupo de hombres dentro, todos encapuchados. A los pocos minutos después de aquél bombazo se bajaron del auto y se dirigieron a La casa. Tocaron la puerta muy fuerte para amedrentarme y mi corazón empezó a palpitar como el motor de una locomotora. Pero en ese momento llamó el Dr. Gregory y me dijo muy suelto de huesos y con una gran carcajada que todo eso de los extorsionadores, de “los temibles pochos de san judas Tadeo”, había sido una broma de mal gusto armada por él. El suboficial de policía resultó ser su sobrino y las cartas extorsivas fueron creadas por él. El grupo armado del auto negro eran suboficiales de policía que también se prestaron para el engaño ya que eran amigos de su sobrino. Y todo eso lo hizo porque le conteste mal y porque no quería ayudarle a analizar su partida de ajedrez. Me disculpé con el Dr. Gregory y le prometí que nunca más le contestaría mal ni me portaría mal con él.

 

 

FIN

 

miércoles, 20 de marzo de 2024

El alfazero del ajedrez

 Cuando ingresé en la otra sala, encontré al Dr. Gregory sentado con unas hojas de papel entre las manos y un lápiz con el que se rascaba la cabeza. Tenía las piernas entrecruzadas y movía el labio superior de vez en cuando haciendo un morro y luego se pasaba el lápiz por encima del bigote, quizás tanteando con el olor del cabello el tiempo que tardaría en resolver un “maldito” puzzle de ajedrez, (como así le decía el viejo), porque creo que a él le gustaba más la estrategia. 


-Dr. Gregory, siento interrumpirlo, pero tenemos a un jugador que está haciendo trampa en el torneo.


- Julius, por favor. Podrías darme un poco más de tiempo, estoy tratando de resolver este puzzle. 


-Pero ahora eso no es tan importante, Dr. Gregory.


-Si logro resolverlo, con todo gusto te atenderé. 


-Pero el Sr. Napoleón, el organizador del evento, me envió para avisarle a Ud. 


- Pero si ustedes contrataron a un árbitro, por dios santo. Que ese señor se encargue de todo, y por última vez, ya dejen de molestar tanto.


- Pero…, creí que le importaría porque es un caso muy extraño.


- ¿Y qué tiene de extraño, si se puede saber?


-Bueno..., para empezar, se trata de un jugador que tiene un elo FIDE de 1400 pero su fuerza de juego es la de un GM, yo diría que es comparable a la de las computadoras.


El Dr. Gregory seguía muy concentrado en su hoja de papel resolviendo un problema de táctica y no levantaba la vista para nada. Pasaron unos cuantos minutos, luego dijo:


-Pues… lo más seguro es que esté utilizando una computadora. Porque no creo que el campeón del mundo Magnus Carlsen este debajo de la mesa y le esté avisando todas las jugadas ganadoras, Jajajajajajaja…


- Y yo creo que no estamos aquí para perder el tiempo y menos para aguantar sus chistes, que, a decir verdad, a mí no me hacen reír en lo más mínimo, Dr. Gregory. Lo que si le voy a decir es que ya me estoy cansando de Ud. Así que de una vez tome esto en serio.


- Joven julius, esa no es la manera de expresarse. Asi que desde ya te voy diciendo que te expreses correctamente. 


 - Lo siento. Pero hay cinco mil dólares en premios en este torneo, Dr. Gregory.


-Ya veo. Lo que pasa es que estaba tratando de resolver este problema, ¿lo ves? (mostrando la hoja de papel). Tengo un caballo blanco en a8, una torre negra en g8, un peón negro en b7, un peón blanco en g7, una torre blanca en a6, un peón negro en g6, un rey negro en b5, una torre blanca en a4, un peón negro en a3, una torre negra en b3, un peón negro en c3, otro peón negro en d3, un peón blanco en e3, otro peón blanco en f3, un peón negro g3, un peón blanco en b2, otro peón blanco en e2, un peón negro en g2, un rey blanco en c1, una reina blanca en e1 y una reina negra en h1. Y las blancas dan un mate en 10 jugadas…


 


- vuelvo a insistir que este no es el momento para estar resolviendo puzzles, Dr. Gregory.


- Está bien. Háblame un poco de ese tal señor recién contratado como árbitro.


- Bueno se trata del árbitro FIDE Isaías Nu-Nu. Está haciendo muy bien su trabajo. Revisa con el aparato (garret) a todos los jugadores. Tiene buen trato con ellos. Diría que al verlo noto que tiene mucha experiencia en su puesto.


- tal vez el señor Napoleón vio lo mismo que tú me acabas de mencionar, por eso lo contrató. 


- claro. Puede ser. 


- y acerca del jugador tramposo que mencionas, ¿De quién se trata, si se puede saber?


- se trata de Roderick Isaac clauztro. 


- ah… Ya veo. A ese si no le conozco. Podrías pasarme el pgn de la partida que jugó, por favor. 


-sí, con mucho gusto. Ahora se la traigo. 


 


Después de unos cuantos minutos, Julius regresa con la partida. 


-   Aquí está Dr. Gregory. 


 -   1. d4 d5 2. Nc3 Nf6 3. Nf3 e6 4. Bg5 Be7 5. e3 c5 6. Bb5+ Nc6 7. dxc5 Bxc5 8. Ne5 Qc7 9. Nxc6 bxc6 10. Ba4 Be7 11. Qe2 a5 12. Bf4 e5 13. Bg3 O-O 14. O-O Ba6 15. Qd2 Bxf1 16. Rxf1 Bb4 17. a3 Bd6 18. Ne2 e4 19. Nd4 Bxg3 20. fxg3 c5 21. Nb5 Qe5 22. Nc3 d4 23. exd4 cxd4 24. Ne2 Rfd8 25. Qf4 Qc5 26. Bb3 d3+ 27. Kh1 dxe2 28. Re1 Rd1 29. Rxd1 exd1=Q+ 30. Qf1 Qxf1# 0-1


 


El Dr. gregory comprueba en la computadora que todas las jugadas que hizo el tal Roderick fueron con ayuda de un módulo. 


 


- ¿Pero ¿qué pasó aquí? Este tipo definitivamente llevaba un dispositivo electrónico. ¿No le hicieron una revisión exhaustiva como debe de ser?


- el juez nu-nu le hizo una exagerada , digamoslo así, y no le encontró nada. Incluso el presidente Napoleón y yo estábamos presentes mientras nu-nu lo revisaba. Fuimos testigo de eso Y ambos quedamos satisfechos.  


 


-   Me parece muy bien. Otra pregunta: ¿Este sujeto llevaba puesto… ¿Pues no sé… unas gafas, algún anillo en el dedo, un reloj, una pulsera o algo así? ¿Algún objeto extraño o dispositivo electrónico que lo ayudase a realizar buenas jugadas? ¿Notaron algo sospechoso en su comportamiento?


-   No. No llevaba ninguno objeto o instrumento extraño. Y en cuanto a su comportamiento, Ese sujeto actuaba muy normal. Incluso era el más alegre de todos los participantes. 


-   Pues por lo mismo que era el más alegre levantaba muchas sospechas. Él sabe desde un principio que se llevara el premio de los cinco mil dólares a casa de todas maneras.


-   Ah, ya veo. 


-   ¿Porque ronda están en este momento?


-   Por la cuatro. 


-   Debemos detenerlo. 


-   Pero Dr. Gregory es que no tenemos pruebas. 


-   Pruebas o no debemos detenerlo. Debemos parar esto ya. 


-   Pero podría demandarnos y está en todo su derecho. El torneo se vendría abajo y las consecuencias para nosotros serían desastrosas y económicas. Creo que mejor deberíamos dejarlo así.


-   ¿Cómo fue que contrataron a ese tal juez nu-nu?


-   La verdad es que creo que se lo recomendaron al señor Napoleón. 


-   Otra pregunta: ¿Cada que tiempo iba al baño ese tal “alfazero” del ajedrez? 


-   Si está pensando que tiene un dispositivo electrónico o un móvil pegado en alguna parte o escondrijo en el inodoro, pues le aviso que revisamos todo el compartimiento del baño, pulgada a pulgada, milímetro a milímetro y no hemos encontrado nada. 


-   Me parece muy bien. ¿Y entre el público no habrá alguien quien le esté dando todas las jugadas correctas mediante señas con las manos como se comunican los sordomudos? 


-   Lo que UD. Menciona puede ser, pero cuando lo observábamos a los ojos nunca nos percatamos que los volteaba hacia el público ni nada. El siempre miraba hacia el tablero y hacia el jugador que tenía en frente. Creo que debemos descartar esa suposición. 


-   Uhmmmm… creo haber visto a ese tal juez nu-nu en el torneo de las "palmeras cocoteras de las 64 casillas" el año pasado. Podrías traerlo aquí por favor. Lo necesito inmediatamente para darle unas instrucciones y advertencias acerca de ese jugador que supuestamente está haciendo trampa. 


Después de dos o tres minutos aparece julius con el juez nu-nu. 


-   Cómo está UD. Señor Isaias. Sé que es una persona muy responsable. Me han hablado bien de UD. 


-   Oh… muchas gracias. Es un honor para mí trabajar para ustedes y sobre todo en este torneo tan importante. 


-   Claro que es un torneo muy importante. Hay un premio muy suculento. Cinco mil dólares sí que merece la pena para cualquier jugador de este país. 


-   ¿A qué se debe que usted me haya enviado a llamar?


-   Mire, amigo. Quiero que mantenga los ojos bien abiertos con ese jugador llamado Roderick. ¿De acuerdo?


-   Sí señor. UD no se preocupe. Déjemelo a mí. 


-   Quiero que lo observes al milímetro y que lo sigas a dónde vaya. ¿De acuerdo?


-    Sí señor. Tendré mucho cuidado con ese jugador. 


-   Ok amigo. Muchas gracias. Cuento contigo. Puedes regresar a tu trabajo. 


-   Gracias señor. Paso a retirarme. 


-   Nos vemos más tarde. 


 


Durante el torneo el juez nu-nu no despegaba el ojo del jugador Roderick.


 Pasaron diez minutos y el dr. Gregory seguía resolviendo sus problemas de táctica de ajedrez. Mientras tanto, Julius con el señor Napoleón observaban al juez nu-nu hacer su trabajo. Entre sus repentinas inspecciones, el juez nu-nu se levantaba de su silla para rodear por completo la mesa donde jugaba Roderick. No le quitaba la vista de encima. Por ratos inclinaba la cabeza para asomarse al tablero y ver con perfecta visión los movimientos que hacían ambos jugadores. Roderick le miraba y hacía notar su sentimiento de molestia.


- El árbitro no puede hacer eso. Está exagerando. No puede meter sus narices como se le de la gana. Está violando la privacidad de los jugadores. Digamoslo así.


- Puede ser lo que me dices. Pero mientras los jugadores no digan nada, todo está bien, Julius.


- Ahora está intercambiando unas palabras con Roderick. ¿Pero que está haciendo? Está loco ese tipo. No puede interrumpir así a los jugadores.


- Déjamelo a mí. Le llamaré la atención cuando regrese.


Cuando nu-nu regresó, el señor Napoleón se le acercó para decirle unas palabras. 


- ¿De que hablaban ustedes, señor árbitro nu-nu, Si se puede saber? Por favor dígame la verdad. Necesito saberlo. 


- Déjeme hacer mi trabajo, señor napoleon. Antes de que termine el torneo habré hallado la  tramposeria de ese tal Roderick . Ya lo verá. Solo lo estuve presionando para que desembuchara algo. Estaba buscando algo de inseguridad, ansiedad y culpabilidad en su rostro. 


- Ah ya veo. Es usted muy astuto. En ese caso, lo dejaré hacer su trabajo. ¿Podría darme su número de celular personal por favor? Lo necesito para llamarle por alguna razón u otra. Ya veo que es usted muy listo. Usted me cae muy bien. ¿Supongo que lleva el celular en su maletín, no es así?


- Bueno, déjeme decirle que en esta ocasión no pude traerlo al torneo. Pero puede apuntarlo si desea. Es el siguiente, anotelo por favor es... 983… 


- Ok gracias. 


- Ahora deme un permiso. Voy a tomar un poco de agua y vengo. 


Pasaron cinco minutos y el juez nu-nu regreso luego de tomar su bebida. Ambos personajes, tanto Julius como el señor Napoleón seguían observando a nu-nu como este último realizaba las mismas acciones como al comienzo de la partida. Acercaba su cabeza al tablero, daba vueltas a la mesa de ambos jugadores, intercambiaba unas cuántas palabras al oído con Roderick como llamándole la atención y luego regresaba a su asiento. Después repetía la misma actividad y siempre se daba un tiempito para beber un poco de agua y regresar para repetir la misma rutina. Incluso Fausto, el rival de Roderick se sorprendió tanto al escuchar la palabra "¡te lo advierto, muchacho!!!!!" de parte del juez nu-nu hacia Roderick, Porque se lo dijo de manera enérgica y firme, según contó después el muchacho. 


Julius Narro todo lo que había visto al dr. Gregory. Cuando se lo iba contando, este último solo atinaba asintiendo con la cabeza. 


-¿A qué conclusión llega dr. Gregory? 


- pues realmente no lo sé. El caso resulta ser muy complicado. Lo mejor será hablar con el mismo árbitro y preguntarle lo que el ha visto. Tal vez ya tenga una conclusión sobre este caso. 


Pasaron la ronda cuatro y la cinco.


El resto de rondas que quedaban ( las cuatro últimas) culminarían al día siguiente y con eso finalizaría el evento. 


- ¿Cómo va el seguimiento a ese joven señor nu-nu? 


- Pues ahí vamos dr. Gregory. Mañana mismo apenas terminado las últimas cuatro ondas le haré saber mi resolución de este caso que me parece sorprendente. Nunca había visto nada igual. El muchacho ese es muy listo. Se ha logrado salirse con la suya pero mañana terminado el torneo lo atrapare in situ y con las manos en la masa. Por que así debe ser. Todos serán testigos de su tramposeria, ya lo verán. Confíe en mí dr. Gregory. Tengo todo el asunto bajo control. Usted quedará muy satisfecho y yo habré cumplido con mi trabajo. Así que le suplico dejarme trabajar tranquilo y tenga mucha paciencia. Por ahora me retiro porque estoy muy cansado.


Y acto seguido el juez nu-nu pasó a retirarse y el dr. Gregory junto a Julius quedaron sorprendidos por su manera de expresarse y su hasta ahora forma de trabajo. Pero quedaron un poco satisfechos o tal vez solo aparentaban estarlo para no dudar ni siquiera un poco de su trabajo. 


Al día siguiente se reinicio el torneo y ya estaban todos los jugadores en sus mesas respectivas. No faltaba nadie. El juez nu-nu ya estaba otra vez detrás del jugador Roderick para seguirlo de cerca y para que no se le escapara detalle. Entonces Roderick se levantó e intercambio unas palabras con el juez nu-nu: 


- Necesito ir al baño. 


- Si, claro, puedes ir, hijo. 


El señor Napoleón dijo: 


- Va a ir a ver en el móvil las mejores jugadas que le dará el módulo. 


- Imposible. Hemos registrado el bañó. Está limpio. No hemos encontrado ni un miligramo de polvo. Puede estar tranquilo. 


- Ah ya veo. Eso me tranquiliza. Pero en alguna otra parte. Quizás afuera del baño. Podrías seguirlo solo hasta la afueras del baño Para que el muchacho no se sienta mal. Y trata de disimular por favor. De acuerdo, Julius. 


- No sé preocupe UD. señor Napoleón. 


Había culminado la ronda seis. Habían dado un periodo de descanso y luego empezó la ronda siete 


- Le segui hasta donde me dijo. Luego cuando salió del baño me hize el tonto y mire hacia otro lado. Creo que demoró el tiempo normal. No creo que el suficiente como para verificar la próxima jugada en el módulo ¿Y el juez nu-nu dónde está?


-me dijo que iría a tomar un poco de agua porque hoy no se sentía bien. Es más, me dijo que tal vez regrese a casa pero que si se sintiese un poco mejor, reanudaría su trabajo y se quedaría hasta la culminación del evento. 


Cuando regresó el árbitro dio señales de que se sentía mejor y levantó la mano con la señal de que estaba perfectamente bien. 


Pasaron la ronda siete, ocho y la novena. 


El presidente del evento, el señor Napoleón, felicitó a todos los jugadores presentes y pasó a premiar a los ganadores. 


- Pero que está haciendo señor napoleon. - dijo Julius. 


- ¿Podrías encontrar al juez nu-nu? No lo encuentro por ningún lado. Y por favor date prisa porque no quiero quedar mal con los presentes y sobre todo con los padres de familia. 


- Tal vez se siente mal. Y se ha marchado con urgencia a su casa. 


- Ok. No me interrumpas, después hablamos. Déjame terminar la ceremonia. 


- Alto ahí. -Dijo una voz desde el fondo. 


- No entregue ese premio. Tengo al culpable de esta trampa. Bueno, también tengo a su cómplice. A Ambos me refiero . En la otra habitación tengo al juez nu-nu que ha confesado todo. Está a cargo de un policía vestido de civil. Lo sé todo. Por favor, Señor Napoleón no vaya a soltar a ese tal Roderick. 


- ¿Pero que pasó si se puede saber?


- El juez nu-nu y su cómplice Roderick son dos estafadores que se pasean por todos los torneos de este pais. Pude recordar su nombre después cuando julius me lo menciono por eso intervine. Es mas, estaba afuera de la calle en un auto esperando a su cómplice para largarse después de recibir el premio. Este sujeto nu-nu con ayuda de un módulo instalado en su móvil ganan todas las partidas y se llevan todos los premios cuantiosos cuando el torneo es importante. El es el que le da las mejores jugadas a Roderick cuando va a tomar un poco de agua y es ahí cuando lo verifica en el módulo. Tiene un móvil en su maletín. Lo verifique yo mismo. Y es por eso que se la pasó todas las veces que podía hablándole al oído a Roderick  y así darle todas las jugadas ganadoras. 


- Es un maldito tramposo. Nos engaño a todos todo este tiempo. Señores detengan a este sujeto. Llamaré a la policía. 


- Viene en camino. Los llamé hace diez minutos. 


- Ok. Permítame felicitarlo dr. Gregory por su labor. Necesitamos personas como usted. 


- Ya lo creo. Le agradezco. Ahora si me necesita para algo estaré en la otra habitación resolviendo mis puzzles. ¿Julius, tienes alguna pista de cómo resolver el problema que te di?


- No. Dr. Gregory. Odio los puzzles. Más bien me gusta la estrategia. 


- A mí también. 


- Le recomiendo los libros de grau. 


- He escuchado acerca de ese libro. 


- Pues debería leerlo, es muy bueno. 


- Ya lo creo. 


FIN

SODEDAT ROCLE

Lo conocí un domingo. Aquel día se realizaba un torneo de pesca en el muelle de Pimentel en el departamento de Lambayeque, y el premio era...